Pediré que te vayas
a pesar de tu manos aliviando las mías
o palpando algún rastro de fiebre por mi cuerpo
a pesar de ser tú el viento que pudiese
alejar la tristeza o convertirla
en lluvia dócil
pediré que te vayas y dejes que se apague
este fuego que hiela mi garganta
no sea que llegue el opio y por quererme
sientas pudrírsete las manos
allí donde mi frente descansó tantas veces
y algo de mí aprendió
a convertirse en río.
chantal maillard
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