Está en el sofá, recogida,
hecha un ovillo. Habla
con su madre por teléfono.
Se ríe. Luego arruga un poco
el ceño. Esas cosas.
Yo, simplemente, la miro,
tiene luz, alma, vida,
me gusta verla, escuchar
su voz. A veces no
puedo evitar decírmelo:
"Qué suerte tienes, cabrón".
Karmelo C. Iribarren
é tão bonito, deep. obrigada pela partilha :)
ResponderEliminarJá senti o mesmo...
ResponderEliminarque bom Luis, ter consciência disso...
EliminarDe nada, ana. Fico contente que tenha partilhado. :)
ResponderEliminarsorte se ela não tiver cócegas, senão leva um pontapé nos dentes
ResponderEliminarsorte do dentista
ahahaha... touché
Eliminar